26 February

Servidos para servir

creciendo juntas

«Porque ni aun el Hijo del hombre vino para que le sirvan, sino para servir y para dar su vida en rescate por muchos». (Marcos 10:45)

No sé si sea culpa de nuestra familiaridad con la imagen del Jesús carpintero y en sandalias. Pero hemos perdido el asombro. Nos emocionamos con la idea de que una celebridad le dé «me gusta» a uno de nuestros tuits y pasamos el día sin pensar ni por un instante que el Dios del universo, el ser supremo, el que es eternamente dichoso en sí mismo, el que no necesita de nada ni nadie, el que creó las estrellas y puso en su lugar a los planetas, se hizo hombre. Vino a nuestra casa. Y no vino a nuestra casa a reclamar honra (aunque bien lo pudo haber hecho). Vino a nuestra casa a servir. 

Los grandes sirven. Los primeros son esclavos de todos. Las personas verdaderamente productivas son siervas. 

ANA AVILA

Cuando pensamos en ser productivos, servir es quizá lo último en nuestra mente. Queremos ser productivos para alcanzar la cima corporativa y profesional. Tal vez queremos ser productivos para que muchas personas conozcan nuestro nombre, o queremos ser productivos para tener dinero y comprar ese auto con el que siempre hemos soñado. Pero eso no es lo que hizo Jesús. Dios mismo dejó su gloria para pasearse entre nosotros y ofrecerse a nuestro favor hasta la muerte. Trabajó con diligencia por décadas bajo la autoridad de un hombre que él mismo creó, en un pequeño taller, en una pequeña ciudad, en un pequeño país, sin que nadie lo reconociera. Invirtió su vida trabajando con doce hombres que no tenían mucho que ofrecer; un grupo que incluía traidores, mentirosos, incrédulos, cobardes … y un par de hermanos que se creían dignos de sentarse al lado del soberano Señor de la gloria. 

Sin embargo, Jesús derrumbó sus sueños con rapidez. Les explicó que en su reino las cosas funcionan al revés. Los grandes sirven. Los primeros son esclavos de todos. Las personas verdaderamente productivas son siervas. 

Así como Dios nos mostró su carácter creador y nos invitó a crear tal como nos mostró su ser salvador y nos invita a ser parte de su plan para salvar, también revela su corazón de siervo y nos llama a servir. Servimos cuando preparamos una comida para nuestra familia. Servimos cuando, a pesar de lo agotadora que fue la semana, ayudamos a nuestro vecino a mudarse de casa. Servimos cuando invertimos nuestro tiempo enseñándole a un niño que está batallando con las matemáticas. La necesidad a nuestro alrededor nunca termina. Los cristianos somos llamados a reconocerla, a extender nuestras manos y reflejar el carácter del Dios que cuida de los suyos con amor y humildad. 

Esta es la historia de un Dios creador, salvador y siervo. Es la historia del evangelio. Es la historia de la que él nos invita a ser parte, buscando aprovechar al máximo todo lo que tenemos para reflejar su gloria.

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