La vida moral y la intelectual son inseparables en cuanto al temor de Dios (Proverbios 28:4-7).

El proverbio no es un código de conducta, sino una descripción sabia de las consecuencias positivas y negativas de nuestros actos (Proverbios 3:27-31).

«Inclina tu oído y oye las palabras de los sabios, Y aplica tu corazón a mi conocimiento; Porque te será agradable si las guardas dentro de ti, Para que estén listas en tus labios. Para que tu confianza esté en el Señor, Te he instruido hoy a ti también». (Proverbios 22:17-19)