01 October

Cómo orar cuando no tienes palabras

Fuente: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/orar-cuando-no-tienes-palabras/

En medio del dolor, muchas veces no hay palabras. Mi alma se siente entumecida; mi mente se queda en blanco. Sé que necesito permanecer en comunión con Dios, la fuente de vida, pero no tengo nada que decir. Todo parece sin sentido. Todo se siente ridículo y fútil. ¿Cómo podemos orar cuando no tenemos palabras?

He estado ahí antes. Todo en mí grita: ¡¿Qué más da?! ¿Para qué orar otra vez? ¿Para qué leer lo mismo de siempre? Salir de la cama no es una opción, mucho menos dirigirle la palabra a alguien más… incluyendo al Dios del universo.

Suena irreverente y quizá lo es. Pero muchos creyentes nos hemos encontrado en esa situación más de una vez. De nada sirve negarlo.

Quedarse sin palabras no es para los “débiles” en la fe. Sabemos que Job, el hombre más íntegro de la tierra, quedó tan devastado por su aflicción que pasó siete días sentado en silencio junto a sus amigos, pues “su dolor era muy grande” (Job 2:13).

Spurgeon no fue el mismo después de una infame broma pesada que resultó en la muerte de siete personas. El príncipe de los predicadores se dirigía a un grupo de miles de personas cuando alguien gritó “¡Fuego!” y provocó una estampida humana. Después del incidente, su esposa Susannah escribió: “La angustia de mi amado era tan profunda y violenta, que la razón parecía tambalearse en su trono, y a veces temíamos que nunca más predicara”.

Cuando no hay palabras, no es necesario pintarte una sonrisa en el rostro.

Cuando no hay palabras, no es necesario pintarte una sonrisa en el rostro y decir las cosas que has escuchado una y otra vez en la iglesia. No es necesario recitar las “respuestas correctas” de los cristianos. En la aflicción, nuestro primer instinto suele ser sacudirnos el polvo y fingir que todo está bien. Y cuando ya no hay fuerzas para hacer eso, simplemente nos derrumbamos y dejamos arrastrar en una espiral de amargura.

Pero hay otra opción. Cuando no tenemos palabras, podemos usar las palabras de Dios.

Oraciones inspiradas

En la Biblia, Dios no solo dejó instrucciones. Y la historia de Israel tampoco es lo único que encontramos. Si eso hubiera sido todo, la Escritura seguiría siendo grandiosa. Seguiría siendo asombroso que el Dios del universo decidiese revelarse a nosotros a través de leyes y narrativa.

Con todo, Dios no se quedó ahí. Él también inspiró poemas. Más que eso: Dios inspiró oraciones. Piensa un momento en lo increíble que es esto. Dios inspiró palabras, escritas por salmistas, para que se las dijéramos de vuelta. Cuando no tenemos palabras, podemos usar las palabras de Dios.

“Cansado estoy de mis gemidos;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Con mis lágrimas riego mi cama.
Se consumen de sufrir mis ojos;
Han envejecido a causa de todos mis adversarios”
Salmo 6:6-7.

Orar los Salmos

Cuando no tengas palabras, toma un cuaderno y una pluma. Toma tu Biblia y ábrela en el libro de Salmos. Solo empieza a escribir. No necesitas fingir que todo está bien. Ni siquiera necesitas pretender que tienes ganas de hacer lo que estás haciendo. Lo único que necesitas es reconocer tu necesidad e ir delante de Dios creyendo que Él la suplirá.

Si no tienes palabras, no te dejes derrumbar por el silencio. Dios te ha dado sus propias palabras para que las hagas tuyas.

Escribe y lee detenidamente. Poco a poco tu corazón se irá calentando a la luz de las palabras de Dios. Cuando llegues a salmos llenos de lamento, haz del clamor del salmista tu propio clamor. Cuando te encuentres con salmos llenos de fe y esperanza, que no se parezcan nada a lo que sientes ahora mismo, puedes pedir que Dios haga crecer esa misma fe en tu corazón.

“¿Hasta cuándo, oh Señor? ¿Me olvidarás para siempre?
¿Hasta cuándo esconderás de mí Tu rostro?
¿Hasta cuándo he de tomar consejo en mi alma,
Teniendo pesar en mi corazón todo el día?
¿Hasta cuándo mi enemigo se enaltecerá sobre mí?”, Salmo 13:1-2.

Si no tienes palabras, no te dejes derrumbar por el silencio. Dios te ha dado sus propias palabras para que las hagas tuyas. Él usará esas palabras para traer luz a tu alma y transformarte a la imagen de Cristo. Muy posiblemente no sientas que será así. Tal vez lo ves como algo imposible. No importa. No tienes que “sentirlo” para creer. Tu fe —por pequeña que sea— se demostrará al romper el vacío al hablar las palabras de Dios. Una a la vez.

El Espíritu Santo inspiró palabras que, si no fuera porque las encontramos en la Biblia, muchos de nosotros jamás nos atreveríamos a pronunciar. Pero Dios sabía que llegaría este momento. Este momento en el que no tienes nada que decir. Dios conoce tu agonía aún mejor que tú mismo, así que no intentes esconderla. Exprésala sin temor. Y cuando no tengas palabras para hacerlo, puedes tomar prestadas las palabras de la Biblia.

01 October

¿Por qué la Biblia es tan importante para los cristianos?

Fuente: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/biblia-importante-cristianos/

Antes de responder la pregunta, es importante señalar la diferencia entre las palabras “importante” y “necesario”. Algo es “importante” cuando es conveniente, interesante o se considera superior o influyente. Se habla, por ejemplo, de la importancia de cederle el paso a los ancianos o de la importancia de tener educación universitaria. Ambas situaciones son consideradas importantes por los beneficios que traen consigo, pero no podríamos decir que son absolutamente obligatorias.

Por el contrario, cuando señalamos que algo es “necesario”, estamos diciendo que se trata de algo esencial, indispensable, obligatorio y opuesto a lo voluntario o espontáneo. Por ejemplo, necesitas del aire para vivir; no existe un individuo que diga que el aire le es indiferente. Entonces, podríamos decir que algo es importante en relación con su valor y sus posibles resultados, mientras que algo es necesario porque es absolutamente indispensable e ineludible.

La Biblia no solo es importante, valiosa y útil para el cristiano, sino que también es absolutamente necesaria, indispensable e ineludible. Esto podría sonar extraño en tiempos en que la espiritualidad está marcada o definida por un sentimiento subjetivo y por supuestas premisas individuales autónomas marcadas por el “esto es lo que creo yo… y punto”. Hoy muchas personas se dicen cristianas y hasta muy devotas sin tener siquiera un entendimiento básico o un contacto mínimo con la Biblia. Por eso quisiéramos dejar en claro que la Biblia no solo es importante, sino que es necesaria para los cristianos.

La Biblia no solo es importante, valiosa y útil para el cristiano, sino que también es absolutamente necesaria, indispensable e ineludible

Dios se ha revelado

La fe judeocristiana afirma que el Dios Soberano se ha revelado, es decir, que Él mismo ha descubierto, manifestado y dado a conocer su persona y voluntad. ¿Por qué es necesaria la revelación de Dios mismo? Isaías responde a esta pregunta cuando afirma que los pensamientos y los caminos de Dios son superiores y diferentes a los nuestros. Desde nuestra perspectiva humana y debido a nuestra condición caída no podemos percibir a Dios y sus asuntos (Is 55:9Ro 3:10-12). La revelación de Dios en la Biblia es importante y necesaria porque si Él no se hubiera dado a conocer, entonces no habría posibilidad alguna de que pudiéramos conocerle por nosotros mismos.

Moisés clarifica que el Señor se ha revelado en las Escrituras (otro nombre para la Biblia) para que le conozcamos, le sigamos y así podamos obedecerle (Dt 29:29). El apóstol Pablo nos dice que su predicación era el resultado de la revelación del “misterio que ha estado oculto desde los siglos y generaciones… [que] ahora ha sido manifestado a sus santos” (Col 1:26). La Biblia es importante y necesaria porque es la revelación que Dios hace de sí mismo y sin ella ¡no podrías conocer a Dios!

La Biblia transforma

La importancia y necesidad de la Biblia no queda reducida al conocimiento revelado de Dios, algo que ya es maravilloso y sublime. Además, la Biblia tiene un poder sobrenatural y transformador; ningún libro humano posee esta cualidad.

Jeremías afirma por revelación de Dios, “‘¿No es Mi palabra como fuego’, declara el Señor, ‘y como martillo que despedaza la roca’?” (Jer 23:29). Ese inmenso poder inherente transforma, alimenta y convierte tu corazón. David compuso un salmo para mostrar todos los beneficios de la Palabra de Dios: “restaura el alma… hace sabio al sencillo… alegran el corazón…alumbra los ojos…” (Sal 19:7-8). La Biblia es importante y necesaria porque es el único alimento que fortalece tu vida espiritual y es, como dice Pedro, algo que debemos anhelar: “deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación” (1 P 2:2). 

Si Dios no se hubiera dado a conocer, entonces no habría posibilidad alguna de que pudiéramos conocerle por nosotros mismos

Muchos quieren saber sinceramente qué es lo que Dios espera de ellos. Lo malo es que tienden a buscar la voluntad de Dios de forma mística y hasta un tanto esotérica, como si se esperase la llegada de una voz audible desde el cielo o alguna señal sobrenatural que muestre una luminosa flecha con la dirección para la vida. Sin embargo, el Señor ha dejado la Biblia como un medio espectacular para mostrar su voluntad, revelando lo que espera de nosotros de forma clara, abundante e ineludible.

Por ejemplo, si te preguntaras, ¿qué es lo que demanda Dios de mí? En la Biblia puedes encontrar la respuesta: “Él te ha declarado, oh hombre, lo que es bueno. ¿Y qué es lo que demanda el Señor de ti, Sino solo practicar la justicia, amar la misericordia, y andar humildemente con tu Dios?” (Mi 6:8).

La Biblia es importante y necesaria porque allí podemos encontrar luz para nuestro camino (Sal 119:105), la verdad que nos hace libres (Jn 8:31-32) y la forma de vida que le agrada a Dios y le da gloria a su nombre (Tit 3:8).

La Biblia es importante y necesaria para los cristianos porque allí se nos presentan las buenas noticias de salvación en Cristo Jesús (2 Ti 3:15). El evangelio nos anuncia primero la realidad de nuestra condición de separación de Dios, una realidad sin esperanza y con solo la muerte como destino final. Sin embargo, Dios se reveló para mostrar un plan de salvación amoroso, en donde el mismísimo Hijo de Dios vino para rescatarnos y liberarnos de nuestra condición mortal por su sola y absoluta gracia. Ahora en Él somos nuevas criaturas y tenemos esperanza porque esperamos su retorno anunciado con precisión en la Biblia. 

¿Podrá un cristiano tener una relación distante y superficial con la Biblia? Por lo que hemos visto ahora, podemos decir como Pablo, ¡de ninguna manera!

01 October

¿Qué es el evangelio?

Fuente: https://www.coalicionporelevangelio.org/articulo/que-es-el-evangelio1/

¿Qué es el evangelio? Quizá no hay pregunta más fundamental que los cristianos, particularmente los evangélicos, podamos hacernos. Recientemente planteé esta pregunta en mi muro de Facebook y recibí una gran variedad de respuestas. Algunos me dijeron que el evangelio es “buenas noticias”, otros que el evangelio es “amor”, unos más que el evangelio es “Jesús murió por mis pecados”, y aun otros que el evangelio es “Jesús”.

¿Por qué una variedad tan amplia de respuestas a una pregunta aparentemente sencilla y ciertamente elemental para la fe cristiana? Creo que el asunto radica en que entendemos de maneras diversas la misma pregunta. En realidad todas las respuestas que recibí son correctas y reflejan una parte del mensaje evangélico. Sin embargo, cada una de ellas contesta desde diferentes perspectivas. Por ello propongo tres formas de contestar esta pregunta que nos ayudarán a tener una comprensión más integral del término.

1. El evangelio es una buena noticia.

Cuando preguntamos “¿qué es?” acerca de cualquier cosa, lo hacemos de dos maneras distintas, por lo menos. En primer lugar, podemos estar preguntando qué tipo de cosa es. Y en segundo lugar, podemos estar preguntando cuál es el contenido.

Por ejemplo, si yo pregunto: “¿Qué es un pastel?”, podría estar preguntando qué tipo de cosa es un pastel (es un alimento), o de qué está compuesto un pastel (de harina, betún, frutas, etc.). En este primer punto trataremos de contestar qué tipo de cosa es el evangelio.

La palabra evangelio proviene de un término griego que significa “buenas noticias”. Así, el evangelio es un anuncio, un mensaje, una noticia; de hecho, una muy buena noticia. Esa es la razón por la que no hablamos del evangelio como un objeto o algo tangible. Se trata de un mensaje de carácter urgente, bueno en su naturaleza y divino en su origen.

Ese es el tipo de cosa que es el evangelio: es una buena noticia.

2. El evangelio es Jesús.

Ahora bien, ¿cuál es el contenido del mensaje? ¿Cuál es la noticia que se nos proclama en el evangelio?

Cuando el apóstol Pablo menciona por primera vez el evangelio en la carta a los Romanos, nos dice que el mensaje proviene de Dios (“el evangelio de Dios” en el v. 1) y que es:

“Es el mensaje acerca de Su Hijo, que nació de la descendencia de David según la carne, y que fue declarado Hijo de Dios con un acto de poder, conforme al Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos: nuestro Señor Jesucristo”, Romanos 1:3-4.

Después de esto, Pablo continúa describiendo su propio ministerio en términos del evangelio. Es importante observar que no hay ninguna mención del ser humano en esta descripción. Cuando de dar una síntesis del evangelio se trata, Pablo se enfoca en lo central y nos dice que el evangelio es acerca de Jesús. Todavía más, nos dice que es el mensaje de la persona y obra de Jesús el Hijo de Dios, particularmente en el período comprendido entre su nacimiento y su resurrección.

Algo similar sucede en 1 Corintios 15, en donde Pablo presenta otro resumen del evangelio, y lo hace en los siguientes términos:

“Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras”, 1 Corintios 15:3-4.

Una vez más es importante destacar que, aunque en este caso hay una mención del beneficio que el ser humano obtiene de la obra de Cristo (más de esto abajo), no obstante, el énfasis sigue siendo Jesús. Aquí Pablo enfatiza particularmente la muerte y resurrección de Jesús.

De manera que la buena noticia, el mensaje que se nos anuncia en el evangelio, es una persona: Jesús el Hijo de Dios. En el evangelio se nos anuncia quién es esa persona y qué es lo que ha hecho, principalmente en su encarnación, muerte, y resurrección. Jesús el Señor es la buena noticia, Él es el gran mensaje que proclamamos. Él es el contenido del evangelio.

Consideremos, asimismo, las palabras de Jesús para describir el reino de Dios:

“El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo”, Mateo 13:44.

El reino que Jesús inaugura en las vidas de los hombres por medio del evangelio es un tesoro. Un tesoro tan valioso que vale la pena dejarlo todo para encontrar alegría solo en Él. Ese tesoro consiste en Cristo mismo. Él es el premio. Él es galardón.

El evangelio es una buena noticia, y esa buena noticia es una persona y lo que esa persona ha hecho. Jesús es el evangelio.

3. El evangelio es el poder de Dios para salvación.

Habiendo dicho lo anterior, la pregunta que resta es, ¿cómo se relaciona ese evangelio con nosotros? Si el evangelio es un mensaje que se le anuncia a los seres humanos, ¿qué beneficio obtenemos nosotros en él?

Pablo responde a esto en Romanos 1:16 cuando dice:

“Porque no me avergüenzo del evangelio, pues es el poder de Dios para la salvación de todo el que cree, del Judío primeramente y también del Griego”.

Así como el evangelio es una noticia, y su contenido es la Persona de Jesús, también es —a los seres humanos pecadores— el poder de Dios para salvación. Dios nos anuncia en el evangelio que la obra de Jesús es una obra de redención suficiente para cubrir la culpa por nuestros pecados, trasladarnos a su reino, y transformarnos en sus hijos amados. Dios se da a sí mismo en el evangelio a los hombres, en la persona de su Hijo, para venir y salvarnos gratuitamente de todo el mal que merecemos justamente.

Sin embargo, el evangelio nos anuncia que el beneficiarse de la obra salvífica de Dios en Cristo requiere del instrumento de la fe. Es por ello que en el versículo 17 de Romanos 1, Pablo dice: “Porque en el evangelio la justicia de Dios se revela por fe y para fe, como está escrito: MAS EL JUSTO POR LA FE VIVIRA”. Dios requiere de los hombres que se vuelvan de su pecado y confíen en la persona y obra de Jesús a fin de que reciban todas las bendiciones que Él ha ganado, y que nos son anunciadas en el evangelio.

Cuando los hombres se arrepienten y creen en el evangelio, el reino de Dios es establecido en sus corazones. Ellos son librados de la ira y del poder del pecado, y Dios se entrona como Rey y Señor sobre sus vidas. Por eso Marcos describe así la proclamación de Jesús al inicio de su ministerio terrenal:

“Después que Juan había sido encarcelado, Jesús vino a Galilea predicando el evangelio de Dios. ‘El tiempo se ha cumplido’, decía, ‘y el reino de Dios se ha acercado; arrepiéntanse y crean en el evangelio’”, Marcos 1:14-15.

Entonces…

¿Qué es el evangelio? El evangelio es una buena noticia, la mejor noticia de todas. El evangelio es la persona y obra (particularmente la encarnación, muerte, y resurrección) de Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios. El evangelio es el poder de Dios para salvar pecadores, librándolos de las consecuencias eternas y del poder del pecado.

Jesucristo es el centro de este mensaje. Él es el origen y el fin de esta buena noticia. Es por él y para su gloria que proclamamos el evangelio. Y de manera extraordinaria se nos ofrece la maravillosa bendición de conocer a este Jesús cuando escuchamos, entendemos, y creemos este evangelio.

¡Gracias a Dios por tan grande noticia!

01 October

Consejos para estudiar la Biblia

Fuente: https://www.olivetree.com/blog/7-step-bible-study-methods/

Siete métodos de estudio bíblico paso a paso

¿Necesitas avivar tu estudio bíblico? Aquí hay siete métodos diferentes, paso a paso, que puedes seguir por tu cuenta. Estos métodos garantizarán que tu estudio de la Palabra de Dios vaya en la dirección correcta.

ESTUDIO BÍBLICO POR CAPÍTULO

La Biblia contiene 1189 capítulos, contando el Antiguo y el Nuevo Testamento. En poco más de tres años se puede hacer un estudio intensivo de toda la Biblia si se toma un capítulo por día. Normalmente, es bueno comenzar a practicar tu estudio bíblico en el Nuevo Testamento.

Tiempo requerido: 20 minutos.

Estudia la Biblia por capítulos

1. Lee cuidadosamente el capítulo.

Intenta encontrar su tema o temas principales.

2. Dale a cada capítulo un título que sugiera su contenido principal.

Si estás leyendo el Evangelio de Juan, por ejemplo, tus títulos de capítulo podrían ser algo como esto:

-Cap. 1 «Jesucristo, el Verbo de Dios».

-Cap. 2 «La boda de Caná».

-Cap. 3 «El nuevo nacimiento».

-Cap. 4 «La mujer en el pozo».

-Cap. 5 «Curación del hombre en el estanque de Betesda».

-Cap. 6 «La alimentación de los cinco mil».

3. Vuelve a leer el capítulo y crea un bosquejo sencillo.

Incluye las ideas principales. Por ejemplo, para Juan 1, podrías hacer un bosquejo similar a este:

«Jesucristo, el Verbo de Dios»

a. Jesucristo era el Verbo eterno de Dios, 1–9

b. Jesucristo vino al mundo, 10–18

c. Juan testifica que Cristo vendrá, 19–28

d. Juan dice que Jesús es el Cordero de Dios, 29–37

e. Jesucristo llama a Sus primeros discípulos, 38–51

4. Toma nota de cualquier problema práctico o teológico en el capítulo.

Luego, en tu concordancia, busca palabras clave en esos versículos y descubre qué tienen otras porciones de la Biblia que decir en cuanto a esta pregunta o problema. Compara la Escritura consigo misma para encontrar su verdadero significado. Normalmente, para entender un capítulo de la Biblia, debes estudiarlo junto con los capítulos anteriores o siguientes.

ESTUDIO BÍBLICO POR PÁRRAFO

Un párrafo es varias unidades de pensamiento en un escrito. Cuando un autor cambia de énfasis al escribir, normalmente comienza un nuevo párrafo. El principio de un párrafo se indica con el número del versículo en negritas e inserta un espacio. Estudiar la Biblia por párrafos de esta manera usualmente se conoce como estudio bíblico analítico.

Lee el párrafo con cuidado y extrae el pensamiento o tema principal

Vuelve a escribir el texto

Para encontrar la relación entre las palabras y oraciones importantes en este párrafo, a menudo es de ayuda reescribir el texto. Por ejemplo, si fueras a estudiar el párrafo del Sermón del monte en Mateo 6:5-8, podrías rescribir este texto:

«Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas; porque a ellos les gusta ponerse en pie y orar en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos por los hombres. En verdad les digo que ya han recibido su recompensa. Pero tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cuando hayas cerrado la puerta, ora a tu Padre que está en secreto, y tu Padre, que ve en lo secreto, te recompensará. Y al orar, no usen ustedes repeticiones sin sentido, como los gentiles, porque ellos se imaginan que serán oídos por su palabrería. Por tanto, no se hagan semejantes a ellos; porque su Padre sabe lo que ustedes necesitan antes que ustedes lo pidan».

Crea un bosquejo

A partir del texto que has rescrito, ahora que puedes ver la relación entre las diferentes partes del párrafo, es fácil crear un bosquejo sencillo. Por ejemplo, para Mateo 6:5-15, tu bosquejo podría parecerse a este:

«Jesús nos enseña cómo orar», Mateo 6:5-15

A. Cómo no orar, Mateo 6:5, 7, 8.

1) De manera hipócrita en público, 6:5.

2) Con repeticiones sin sentido, 6:7, 8.

B. Cómo orar: Mateo 6:6-9-13.

1) En privado a tu Padre celestial, 6:6.

2) Siguiendo el patrón de la oración modelo de Jesús, 6:9-13.

Utiliza una concordancia

También ayuda buscar en una concordancia palabras importantes del párrafo, por ejemplo, las palabras «hipócritas» y «gentiles». Al comparar con otros pasajes de la Biblia que enseñan sobre la oración, evitarás errores en cuanto a la verdadera naturaleza, las condiciones y los resultados de la oración que va de acuerdo con la voluntad de Dios.

ESTUDIA LA BIBLIA POR VERSÍCULOS

Al estudiar pasajes históricos de la Biblia, como la mayoría del Antiguo Testamento o partes de los Evangelios, cada versículo puede tener un solo significado sencillo.

Sin embargo, muchos versículos, tanto en el Antiguo Testamento como en el Nuevo, son ricos en múltiples y maravillosas verdades bíblicas que requerirán de un estudio detallado. Existen muchas maneras para estudiar un solo versículo de la Biblia.

Estúdialo por los verbos en el versículo

Por ejemplo, si estudias Juan 3:16, encontrarás los siguientes verbos: «amó… dio… no se pierda… tenga…».

Podrías hacer una lista comparativa como esta:

Dios amó… la humanidad cree.

Dios dio… la humanidad no se pierde.

… la humanidad tiene vida eterna.

O, simplemente, toma los sustantivos de este maravilloso versículo: «Dios… mundo… Hijo unigénito… todo aquel… vida eterna».

Estudia un versículo por las personalidades reveladas

Por ejemplo, una vez más con Juan 3:16, salen a la luz estos sencillos pero importantes puntos. «Dios… Hijo unigénito… todo aquel… Él».

Estudia un versículo por las grandes ideas reveladas en él

Veamos de nuevo Juan 3:16 como nuestro ejemplo. Podrías titular a este versículo: «El más grande versículo en la Biblia». Las siguientes ideas se encuentran en él:

«Porque de tal manera amó» —la devoción más grande.

«Dios» —la Persona más grande.

«al mundo» —el número más grande.

«que dio» —el acto más grande.

«a Su Hijo unigénito» —el regalo más grande.

«para que todo aquel que cree en Él» —la condición más grande.

«no se pierda» —la misericordia más grande.

«sino que tenga vida eterna» —el resultado más grande.

A veces, una combinación de estas ideas, aplicadas a un versículo, producirá los mejores resultados.

Por ejemplo, tomemos Romanos 5:1:

«Por tanto» —Este versículo depende de 4:25. Nuestra justificación está basada en y es garantizada por la resurrección de Jesús.

«justificados» —hechos justos.

«por la fe» —el método de nuestra justificación (ver también 3:24; 4:9).

«tenemos» —tiempo presente, no futuro; ahora tenemos esto.

«paz para con Dios» —éramos enemigos, pero ahora hay paz entre nosotros y Dios gracias a lo que Cristo ha hecho.

«por medio de nuestro Señor Jesucristo» —la manera de encontrar paz con Dios es solo a través de Jesucristo.

ESTUDIO BÍBLICO POR LIBRO

Después de estudiar la Biblia por capítulo, párrafo o versículo, estarás listo para estudiarla por libro. Existen varios métodos para hacerlo.

Uno se llama el método inductivo

Este es un método para estudiar a detalle el contenido de un libro de la Biblia y luego, de estos detalles, sacar conclusiones o principios generales en cuanto al contenido y propósito del libro.

Otro método de estudio se llama el método de síntesis

En este método, se lee el libro varias veces para obtener impresiones generales de las ideas principales y propósito del libro sin prestar atención a los detalles. (A veces, es difícil diferenciar entre estos dos métodos). En algunos casos, el estudio de un libro bíblico se convierte en un estudio histórico si el libro tiene que ver con la historia de una nación o de un individuo en un período específico de tiempo.

Por ejemplo, el Libro de Éxodo narra la historia de los hijos de Israel desde la muerte de José en Egipto hasta la construcción del tabernáculo en el desierto en la época de Moisés. Esto abarca aproximadamente cuatrocientos años.

Los principios para estudiar un libro de la Biblia, ya sea de manera inductiva o por síntesis, son muy similares. Tal estudio requerirá más tiempo que los métodos antes mencionados, pero la recompensa será amplia.

Aquí hay algunos métodos para estudiar la Biblia por libro:

Lee el libro completo para descubrir la perspectiva y el énfasis general del libro. Luego, vuelve a leer el libro muchas veces; cada vez, hazte a ti mismo preguntas relevantes y anota las respuestas que encuentras en tu lectura. Estas son las preguntas más importantes:

1.a lectura

¿Cuál es el tema central o el énfasis de este libro? ¿Cuál es el versículo clave?

2.a lectura

Con el tema del libro en mente mira cómo este es enfatizado y desarrollado. Busca cualquier problema o aplicación especial.

3.a lectura

¿Qué puedo discernir en cuanto al autor y sus circunstancias cuando escribió el libro?

4.a lectura

¿Qué puedo discernir en cuanto a las personas a quienes fue escrito el libro y sus circunstancias, necesidades o problemas?

5.a lectura

¿Cuáles son las divisiones principales del libro? ¿Existe algún bosquejo aparente en la organización lógica y desarrollo del libro? Durante esta lectura, divide el texto en párrafos bajo tu criterio y luego dale un título a cada uno. Traza una línea horizontal a la derecha del bosquejo y escribe del otro lado cualquier problema, pregunta, palabra o idea que requiera ser estudiada más a profundidad a través de una comparación con otros pasajes en la Biblia.

6.a lectura y sucesivas

Busca otros hechos o información que tus anteriores lecturas hayan sugerido. Para este momento, algunas palabras resaltarán en el libro. Cuenta las veces que aparecen. (Por ejemplo, al leer Filipenses, descubrirás pronto que la palabra «gozo» aparece muchas veces. Esta es una de las palabras clave del libro, así que anota las apariciones y las circunstancias que la rodean).

Estudio bíblico por palabra

Existen dos maneras provechosas y útiles de estudiar palabras o temas importantes en la Palabra de Dios.

1. Estudio de palabras por libro.

Ciertas palabras tienen un significado especial en ciertos libros de la Biblia. Por ejemplo, después de estudiar el Evangelio de Juan como libro y por capítulo, encontrarás útil e inspirador rastrear las palabras «creer» y «fe», que ocurren casi cien veces. Si lees el libro aprisa y subrayando cada pasaje donde las palabras «creer» y «fe» aparecen, entenderás por qué los eruditos bíblicos sostienen que el propósito del Evangelio de Juan es expresado por el autor en Juan 20:31.

2. Estudio general de palabras.

A través del estudio de las palabras bíblicas importantes, pronto te familiarizarás con sus grandes doctrinas y entenderás los principios teológicos fundamentales que revela. Podrías comenzar con la palabra «gracia» en la concordancia.

Al rastrear las apariciones de esta palabra en el Antiguo Testamento y luego en el Nuevo, comenzarás a ver que Dios siempre ha tratado a Su pueblo con gracia y descubrirás de manera concreta la asombrosa verdad de Efesios 2:8.

ESTUDIO BÍBLICO POR TEMA

Relacionado de cerca con el método de estudio por palabra se encuentra el estudio de grandes temas o tópicos en la Biblia: oraciones, promesas, sermones, canciones, poemas, etc.

También se puede estudiar la geografía bíblica si se lee de manera rápida y se observan los ríos, mares y montes que se resaltan en la Escritura. Por ejemplo, las experiencias de Abraham en la cima de diferentes montes es un estudio sumamente interesante.

Otro reto de estudio es leer rápidamente los Evangelios y las Epístolas y buscar los mandamientos del Señor para nosotros.

La lista de temas bíblicos es ilimitada.

Para empezar con un tema de estudio como la oración, busca la palabra «oración» u «orar» en tu concordancia. Busca cada forma de esta palabra, así como palabras relacionadas como «pedir» e «intercesión». Tras haber buscado estos versículos, estúdialos y reúne todas las enseñanzas sobre la oración que encontraste. Encontrarás condiciones para la oración, palabras que debemos utilizar en ella, resultados esperados, cuándo y dónde orar.

ESTUDIO BÍBLICO POR BIOGRAFÍA

La Biblia es un registro de la revelación de Dios de sí mismo a las personas y a través de las personas. El Antiguo Testamento, así como el Nuevo, es rico en tales estudios biográficos. Aquí hay algunos:

  • Noé: Génesis 5:32–10:32.
  • Abraham: Génesis 12–25.
  • José: Génesis 37–50.
  • Débora: Jueces 4; 5.

Resumamos diversos métodos para estudiar las grandes biografías en la Biblia:

1. Lee los libros o pasajes en los que la vida de esta persona es prominente; por ejemplo, Abraham en Génesis 12–25, además de las referencias a él en Hebreos 11 y en Romanos 4.

2. Busca el personaje en tu concordancia.

3. Presta atención para observar referencias indirectas a la persona en otras porciones de la Escritura.