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MAX LUCADO

esperanza inconmovible lucado

MO EDIFICAR NUESTRAS VIDAS SOBRE
LAS PROMESAS DE DIOS

esperanza lucado

Explora las promesas eternas de la Palabra de Dios y edifica tu vida sobre ellas.

Después de cuarenta años de ministerio y consejería, Max Lucado ha descubierto que nada reanima el alma sedienta, como las promesas de Dios. Cada capítulo de este libro explora una promesa eterna que guiará al lector a vivir su vida basándose en verdades permanentes y a encontrar la esperanza que será un ancla para su alma, inamovible e inquebrantable.

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La necesidad de una Esperanza inconmovible

Desde el principio de los tiempos, la relación entre Dios y el hombre ha sido guiada por exigencias y promesas. Estos pactos son decretos inalterables que han definido la historia de la humanidad. Algunas de las promesas son positivas y aseguran bendiciones. Otras son negativas y garantizan que habrá consecuencias. Pero todas ellas nos obligan a una respuesta.

El mundo en el que vivimos sufre de una especie de temblores. Todo lo que hay en esta tierra está desapareciendo lentamente. ¿Lo puede sentir? Sus finanzas, su trabajo, su familia, sus éxitos personales; todas esas cosas son temporales. Nos es fácil poner nuestra esperanza en ellas, pero basta un cambio no planificado para que todas se vengan abajo.

Max Lucado le ofrece una nueva serie de bases para su vida. Estas nuevas bases con toda seguridad pueden resistir todas las tormentas. «Su divino poder, al darnos el conocimiento de aquel que nos llamó por su propia gloria y excelencia, nos ha concedido todas las cosas que necesitamos para vivir como Dios manda. Así Dios nos ha entregado sus preciosas y magníficas promesas para que ustedes, luego de escapar de la corrupción que hay en el mundo debido a los malos deseos, lleguen a tener parte en la naturaleza divina». (2 Pedro 1:3-4)

Por medio de esas preciosas y magníficas promesas es como participamos en la naturaleza divina de Dios. Pavimentan como piedras doradas la senda hacia el mundo de Dios. Son fuertes peñascos que forman el puente sobre el cual caminamos desde nuestro pecado hacia la salvación. No son solamente grandes, sino que son muy grandes, y no son solamente valiosas, sino que son «preciosas». Colgárselas alrededor del cuello es adornarse con las joyas más finas del universo.